lunes, 13 de mayo de 2013

PARADIGMAS EMERGENTES



La teoría sistémica:
Ernesto F. Villanueva
La articulación entre sistema científico y sistemauniversitario: ¿es un dilema?
Redes, vol. 10, núm. 19, diciembre, 2002, pp. 25-41,
Universidad Nacional de Quilmes
Argentina
La articulación entre sistema científico y sistemauniversitario: ¿es un dilema?
Ernesto F. Villanueva*
Resumen
El trabajo se concentra en explorar las dificultades de articulación entre el subsistema científico y el académico. Se afirma una “articulación de hecho” entre ambos subsistemas, articulación dada desde actores que comparten ambos subsistemas, reflejo de la debilidad, la discontinuidad y el silencio estatal en materia de política científica. Se destaca que ambos subsistemas están integrados por casi los mismos actores, y se reflexiona acerca los encuentros y desencuentros de sus discursos y de sus acciones, como elemento central del análisis.
Para realizar dicho análisis el trabajo se organiza en dos partes: la primera, muestra algunos datos que permiten entrever una mayor conexión posible, sobre todo porque docentes, instituciones y presupuestos son compartidos por ambos ámbitos, el académico y el científico tecnológico. Sin embargo, se sabe que esta articulación se presenta en la realidad en forma limitada o casi inexistente.
En la segunda parte del trabajo, se reflexiona acerca de las limitaciones para la articulación, y se intenta esbozar algunos comentarios que expliquen los motivos de la falta de interacción entre ambos subsistemas.
Clasificación de la investigación científica tecnológica
A los efectos de efectuar el análisis sobre la articulación del sistema científico- académico en la Argentina, creemos conveniente desglosar el concepto de “investigación científico-tecnológica”. Siguiendo el conocido manual Frascatti, pueden adoptarse las siguientes definiciones:
Investigación básica: consiste en trabajos teóricos o empíricos que se realizan para obtener mayor grado de conocimiento de los fundamentos de los fenómenos observables sin el objetivo de darles una aplicación específica.
Investigación aplicada: consiste en trabajos originales que buscan obtener un mayor grado de conocimiento pero que su interés está dirigido a un objetivo práctico específico.
Desarrollo experimental: consiste en trabajos sistemáticos de profundización de los conocimientos existentes derivados de la investigación y la experiencia práctica dirigidos a la producción de nuevos materiales, al esclarecimiento de nuevos procesos, o a servicios, o a la mejora de los ya implantados.
Tecnología: es la transformación de la investigación aplicada en un método productivo. La investigación en tecnología es una especie de “derivación” de la investigación aplicada (Albornoz, 1997).
Desde una perspectiva lógica podría partirse del preconcepto que la asociación entre el mundo académico y estas cuatro actividades es decreciente: en primer término, la investigación básica, algo menos la aplicada, etc., mientras que es creciente la asociación de estas actividades con el mundo científico tecnológico.
Las grandes áreas de investigación
Ahora bien, sería importante contrastar ese preconcepto con la realidad material de nuestro país. Por ejemplo, conocer un índice de los porcentajes de investigación básica, investigación aplicada y desarrollo experimental que se desarrolla en los sistemas universitarios y de ciencia y tecnología.
Ello permitiría un diagnóstico más acabado de la articulación real existente en el país. De esta manera exhaustiva, hoy no se cuenta con tales datos. Sin embargo, es posible efectuar algunas aproximaciones.
En otras palabras, develar los patrones que orientan las prácticas de los actores docentes, investigadores, directivos de las instituciones– puedearrojar luz sobre las dificultades para lograr una articulación efectiva entre los sistemas académico y científico en la Argentina.
Palabras clave: Argentina – sistema científico – sistema universitario



Teoría de la Complejidad:
Eloy Ortiz Hernández
Cargo:
Facultad de Medicina
Universidad Médica “Carlos J. Finlay”
Camagüey, Cuba
El método de obtención de conocimientos que hoy conocemos y aplicamos, en su esencia consiste en fragmentar el objeto de estudio en diferentes partes, investigarlas y posteriormente extraer conclusiones del objeto como un todo.
A partir de esta forma de pensamiento lineal y con la división social del trabajo, como una de las premisas, surgen las diversas disciplinas que hoy conocemos y que han aportado incontables e incuestionables conocimientos científicos y tecnológicos en beneficio del hombre y su interacción con la naturaleza y la sociedad.
Algunos de los más significativos descubrimientos son: la mecánica de Newton,la teoría de las especies, la electricidad, el microscopio, el telescopio, la teoría de la relatividad, la física cuántica, la tabla periódica de los elementos, los rayos X, las partículas elementales, la electrónica, la ingeniería genética y la biotecnología, el
LASER, la computadora, etc. A partir de los cuales se han desarrollado los más insospechados instrumentos, equipos y tecnologías, prueba irrefutable del éxito del método científico seguido por el hombre, que rebasa las fronteras del pensamiento individual y pasa a través del tiempo hasta nuestros días, independientemente de sexo, raza, cultura o sistema social con implicaciones notables en diversas ramas de la ciencia y particularmente en el campo de la salud.
Surgen nuevos paradigmas
Luego del inesperado descubrimiento realizado por Edward Lorenz, meteorólogo en el Instituto de Tecnología de Massachussets (1961-1964) y con gran inclinación hacia las matemáticas, quien mientras trabajaba en el pronóstico del estado del tiempo mediante un modelo matemáticoen la computadora, observó que la evolucióndel sistema para dos condiciones inicialesmuy cercanas, llegaba a estadoscompletamente diferentes en un tiempoposterior, es decir, la evolución del sistema depende fuertemente de las condiciones iniciales.
Hoy, a pesar de las posibilidades que ofrece este nuevo paradigma de las ciencias, queda mucho por hacer sobre todo en el área biomédica, donde por naturaleza la inmensa mayoría de los problemas a resolver son de naturaleza no lineal, donde las ideas de la complejidad están removiendo los cimientos de la medicina y conceptos prácticamente inamovibles a lo largo del tiempo, como el de salud han ido cambiando; se encuentran nuevas interpretaciones a viejos fenómenos y se borran las fronteras de las disciplinas para dar paso a investigaciones de carácter interdisciplinario y transdisciplinarios y aparecen resultados novedosos que se reflejan en el desarrollo de nuevas tecnologías con gran repercusión social.
Hoy aparecen escasos artículos que intentan dar una explicación científica a terapias como la homeopatía, la acupuntura, etc. Sin embargo, sucede algo similar a cuando Lorenz publicó el descubrimiento del ‘efecto mariposa’, pues no se han puesto de acuerdo médicos alópatas y holistas, físicos, matemáticos, bioquímicos y de otros campos, para abordar la temática de manera interdisciplinaria y trans disciplinaria, dejando de lado esquemas de pensamiento lineales, deterministas y mecánicos, en busca de la verdad científica, y que alcance alguna o algunas publicaciones en revistas de amplia divulgación, en un lenguaje común y que logre romper barreras.

Teoría del Holismo:
DECISIÓN RACIONAL VERSUS HOLISMO ¿UNA TEORIA ESTRATEGICA INTEGRAL DE LA ACCION COLECTIVA?
Jose E Rodríguez Ibáñez
Este artículo analiza las implicaciones que entraña para la teoría sociológica la incorporación del paradigma de la decisión racional. Utilizando como leit-motiv la crítica al funcionalismo ejercida por dicho paradigma, tanto en el campo genérico de la sociología como en el específico del marxismo, llega a la conclusión de que la mayor virtud del rationalchoice es su renovación intencional de la teoría de la acción. No obstante, el trabajo previene contra los excesos a los que conduce la universalización o extensión del enfoque de la decisión racional hacia ámbitos que no son de su competencia. La discusión se centra, fundamentalmente, en las aportaciones de J. Elster y J. Coleman.
A últimos de los años cincuenta, Anthony Downs publicaba su célebreTeoría económica de la democracia. Pocos años después, a primeros de los sesenta, aparecía el no menos célebre Cálculo del consenso, de Buchanan y Tullock. Coincidiendo con la entrada en la década de los setenta, Gary Becker capitaneaba el movimiento —imparable— de análisis económico de las instituciones sociales. Por su parte, Von Neumann y Morgerstern abrían, desde los últimos cuarenta, el campo de la aplicación de la teoría de juegos a la política y a la sociedad. MancurOlson y Albert Hirschmann, en fin, desplegaban desde los sesenta, a modo de síntesis teórica, su sutil ironía en torno a las paradojas y complejidades de la acción colectiva, vista desde la suma de estrategias y percepciones de los concretos pobladores de carne y hueso de tal acción.
Todos esos precedentes convergen, en los ochenta e iniciales noventa,en una vasta y ambiciosa propuesta de renovación de la teoría de la acción social, deliberadamente interdisciplinar, que serviría como cimiento común de la economía, la ciencia política, la sociología y la historia. Tal propuesta es la que se ampara bajo el rótulo de la «decisión racional», término múltiple y no unánimemente interpretado por sus seguidores, pero que, en todo caso, incluye una serie de elementos comunes. Son éstos, principalmente: el individualismo metodológico (por el cual la conducta colectiva es considerada como resultado de una agregación de conductas individuales), el neoutilitarismo (por el cual la conducta del actor singular se reputa especialmente vinculada a la utilidad potencial que le adscribe dicho actor) y la defensa de una concepción intencional, no normativa ni funcional, de la acción.
Este trabajo explorará las repercusiones y disyuntivas del enfoque de la «decisión racional» a partir de una lectura primordialmente teórico-sociológica.
La proyección para y desde otros campos la reservo a los respectivos especialistas, a los que me remito. Así, por ejemplo, el peso del rationalchoice en la ciencia política ha sido muy bien delimitado por Gabriel Almond (1990: 117 y ss.). Y en cuanto a la renovación antiestructural de la historia social que encabeza Charles Tilly (véanse Tilly, 1978, 1981 y 1984), su balance ha sido certeramente efectuado por Santos Julia (1989).
De los elementos propios del enfoque de la decisión racional, el relativo a la concepción intencional y antifuncionalista de la acción es el que, para mi gusto, resume a los otros dos y resulta más paradigmático y teóricamente denso. Son muchas las cuestiones que se esconden bajo su rúbrica, que da título al primero de los apartados en que quiero dividir mis reflexiones. Una referencia al «marxismo analítico», como ilustración de los problemas epistemológicos contenidos en el debate acción intencionalconsecuenciafuncional, dará cuerpo al segundo apartado. Por fin, la discusión se centrará en la reciente y muy ambiciosa propuesta de codificación teórica y ordenación «tratadista» de la sociología de la elección racional que representan los Fundamentos de teoría social, de James Coleman
(1990). Utilizando esta relevante y voluminosa obra a modo de hilo conductor, el comentario resaltará cómo, una vez más, el «problema de problemas » de la teoría sociológica, esto es, el problema del orden social, está lejos de quedar cerrado por las audaces y brillantes contribuciones de Coleman y Elster (autores a los que cito juntos por ser las «cabezas visibles » de la escuela que nos ocupa, aun cuando, como veremos, no coincidenen sus planteamientos ni en su grado de estricta observancia).
La incorporación del paradigma de la decisión racional por parte de la teoría sociológica no es algo unitario, como hemos tenido ocasión de comprobar. Distintos son los enfoques y las conclusiones al respecto. No obstante, sí que es cierto que los ánimos convergen en un punto: la reconstitución de la teoría de la acción social.
Este punto posee, para mí, excepcional interés, puesto que recupera una perspectiva, en cierta medida, postergada y, sin embargo, útil y «fuerte » en sentido teórico. Reconstruir los fenómenos sociales como un continuum de acción —de la acción individual a la acción colectiva— confiere al análisis sociológico una dosis de solidez y coherencia metódica que notermina de abundar en estos tiempos. Las lógicas estratégicas que motivan a los actores configuran, debidamente simplificadas, el cañamazo en torno al cual se inscribe el resto de ramificaciones de la propia acción en curso. En este primer nivel genérico, la recuperación de la teoría de la acción se inscribe en la tradición de hipótesis «duras» que han hecho avanzar, en su tozuda aplicación sistemática, el alcance de la ciencia social (así, las relaciones entre «base» y «superestructura» en Marx, o el poder direccionaldel ethos cultural en Max Weber). Por otra parte, el privar a esa perspectivaaccional de sus adherencias normativas —es decir, el distanciarsedrásticamente de la versión funcionalista de la teoría de la acción— vuelve más atractivo el enfoque. Apostar por una acción intencional, reducible prima facie a las orientaciones elementales del individuo, sienta una base tan estable como bien conocida para la compleja recursividad de la sociedad.
Ahora bien, mi identificación con un determinado a priori de método —al que prefiero llamar lógica intencional de la acción antes que individualismo metodológico, debido a los equívocos que este término suscita sin matizaciones— no implica la aceptación indiscriminada de todas sus secuelas. Como cualquier cuerpo de hipótesis fuerte, el rational chotee debe ser consciente de sus limitaciones y de los peligros inherentes a la universalización de su núcleo explicativo. Los itinerarios intelectuales de Elster yColeman ilustran perfectamente la cuestión: mientras que el uno modifica sus posturas a la luz de la misma investigación que emprende, el segundo se obstina en una ortodoxia neoutilitaria que lastra el ciclópeo trabajo al que se entrega.


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