La
teoría sistémica:
Ernesto F. Villanueva
La articulación entre sistema científico y
sistemauniversitario: ¿es un dilema?
Redes, vol. 10, núm. 19, diciembre, 2002, pp.
25-41,
Universidad Nacional de Quilmes
Argentina
La articulación entre sistema científico y
sistemauniversitario: ¿es un dilema?
Ernesto F. Villanueva*
Resumen
El
trabajo se concentra en explorar las dificultades de articulación entre el
subsistema científico y el académico. Se afirma una “articulación de hecho”
entre ambos subsistemas, articulación dada desde actores que comparten ambos
subsistemas, reflejo de la debilidad, la discontinuidad y el silencio estatal
en materia de política científica. Se destaca que ambos subsistemas están
integrados por casi los mismos actores, y se reflexiona acerca los encuentros y
desencuentros de sus discursos y de sus acciones, como elemento central del
análisis.
Para
realizar dicho análisis el trabajo se organiza en dos partes: la primera,
muestra algunos datos que permiten entrever una mayor conexión posible, sobre
todo porque docentes, instituciones y presupuestos son compartidos por ambos
ámbitos, el académico y el científico tecnológico. Sin embargo, se sabe que
esta articulación se presenta en la realidad en forma limitada o casi
inexistente.
En
la segunda parte del trabajo, se reflexiona acerca de las limitaciones para la
articulación, y se intenta esbozar algunos comentarios que expliquen los
motivos de la falta de interacción entre ambos subsistemas.
Clasificación de la investigación científica tecnológica
A
los efectos de efectuar el análisis sobre la articulación del sistema
científico- académico en la Argentina, creemos conveniente desglosar el
concepto de “investigación científico-tecnológica”. Siguiendo el conocido manual
Frascatti, pueden adoptarse las siguientes definiciones:
Investigación
básica: consiste en trabajos teóricos o empíricos que se realizan para obtener
mayor grado de conocimiento de los fundamentos de los fenómenos observables sin
el objetivo de darles una aplicación específica.
Investigación
aplicada: consiste en trabajos originales que buscan obtener un mayor grado de
conocimiento pero que su interés está dirigido a un objetivo práctico
específico.
Desarrollo
experimental: consiste en trabajos sistemáticos de profundización de los
conocimientos existentes derivados de la investigación y la experiencia
práctica dirigidos a la producción de nuevos materiales, al esclarecimiento de
nuevos procesos, o a servicios, o a la mejora de los ya implantados.
Tecnología:
es la transformación de la investigación aplicada en un método productivo. La
investigación en tecnología es una especie de “derivación” de la investigación
aplicada (Albornoz, 1997).
Desde
una perspectiva lógica podría partirse del preconcepto que la asociación entre
el mundo académico y estas cuatro actividades es decreciente: en primer
término, la investigación básica, algo menos la aplicada, etc., mientras que es
creciente la asociación de estas actividades con el mundo científico
tecnológico.
Las
grandes áreas de investigación
Ahora
bien, sería importante contrastar ese preconcepto con la realidad material de
nuestro país. Por ejemplo, conocer un índice de los porcentajes de
investigación básica, investigación aplicada y desarrollo experimental que se
desarrolla en los sistemas universitarios y de ciencia y tecnología.
Ello
permitiría un diagnóstico más acabado de la articulación real existente en el
país. De esta manera exhaustiva, hoy no se cuenta con tales datos. Sin embargo,
es posible efectuar algunas aproximaciones.
En
otras palabras, develar los patrones que orientan las prácticas de los actores docentes,
investigadores, directivos de las instituciones– puedearrojar luz sobre las
dificultades para lograr una articulación efectiva entre los sistemas académico
y científico en la Argentina.
Palabras clave: Argentina – sistema científico – sistema
universitario
Teoría de la Complejidad:
Eloy
Ortiz Hernández
Cargo:
Facultad
de Medicina
Universidad
Médica “Carlos J. Finlay”
Camagüey,
Cuba
El
método de obtención de conocimientos que hoy conocemos y aplicamos, en su
esencia consiste en fragmentar el objeto de estudio en diferentes partes,
investigarlas y posteriormente extraer conclusiones del objeto como un todo.
A
partir de esta forma de pensamiento lineal y con la división social del
trabajo, como una de las premisas, surgen las diversas disciplinas que hoy
conocemos y que han aportado incontables e incuestionables conocimientos
científicos y tecnológicos en beneficio del hombre y su interacción con la
naturaleza y la sociedad.
Algunos
de los más significativos descubrimientos son: la mecánica de Newton,la teoría
de las especies, la electricidad, el microscopio, el telescopio, la teoría de
la relatividad, la física cuántica, la tabla periódica de los elementos, los
rayos X, las partículas elementales, la electrónica, la ingeniería genética y
la biotecnología, el
LASER,
la computadora, etc. A partir de los cuales se han desarrollado los más
insospechados instrumentos, equipos y tecnologías, prueba irrefutable del éxito
del método científico seguido por el hombre, que rebasa las fronteras del
pensamiento individual y pasa a través del tiempo hasta nuestros días, independientemente
de sexo, raza, cultura o sistema social con implicaciones notables en diversas
ramas de la ciencia y particularmente en el campo de la salud.
Surgen nuevos paradigmas
Luego
del inesperado descubrimiento realizado por Edward Lorenz, meteorólogo en el
Instituto de Tecnología de Massachussets (1961-1964) y con gran inclinación
hacia las matemáticas, quien mientras trabajaba en el pronóstico del estado del
tiempo mediante un modelo matemáticoen la computadora, observó que la
evolucióndel sistema para dos condiciones inicialesmuy cercanas, llegaba a
estadoscompletamente diferentes en un tiempoposterior, es decir, la evolución
del sistema depende fuertemente de las condiciones iniciales.
Hoy,
a pesar de las posibilidades que ofrece este nuevo paradigma de las ciencias, queda
mucho por hacer sobre todo en el área biomédica, donde por naturaleza la inmensa
mayoría de los problemas a resolver son de naturaleza no lineal, donde las ideas
de la complejidad están removiendo los cimientos de la medicina y conceptos prácticamente
inamovibles a lo largo del tiempo, como el de salud han ido cambiando; se encuentran
nuevas interpretaciones a viejos fenómenos y se borran las fronteras de las
disciplinas para dar paso a investigaciones de carácter interdisciplinario y transdisciplinarios
y aparecen resultados novedosos que se reflejan en el desarrollo de nuevas tecnologías
con gran repercusión social.
Hoy
aparecen escasos artículos que intentan dar una explicación científica a terapias
como la homeopatía, la acupuntura, etc. Sin embargo, sucede algo similar a cuando
Lorenz publicó el descubrimiento del ‘efecto mariposa’, pues no se han puesto de
acuerdo médicos alópatas y holistas, físicos, matemáticos, bioquímicos y de
otros campos, para abordar la temática de manera interdisciplinaria y trans
disciplinaria, dejando de lado esquemas de pensamiento lineales, deterministas
y mecánicos, en busca de la verdad científica, y que alcance alguna o algunas
publicaciones en revistas de amplia divulgación, en un lenguaje común y que
logre romper barreras.
Teoría del Holismo:
DECISIÓN RACIONAL VERSUS HOLISMO ¿UNA TEORIA ESTRATEGICA
INTEGRAL DE LA ACCION COLECTIVA?
Jose E Rodríguez Ibáñez
Este
artículo analiza las implicaciones que entraña para la teoría sociológica la
incorporación del paradigma de la decisión racional. Utilizando como leit-motiv
la crítica al funcionalismo ejercida por dicho paradigma, tanto en el campo
genérico de la sociología como en el específico del marxismo, llega a la
conclusión de que la mayor virtud del rationalchoice es su renovación
intencional de la teoría de la acción. No obstante, el trabajo previene contra
los excesos a los que conduce la universalización o extensión del enfoque de la
decisión racional hacia ámbitos que no son de su competencia. La discusión se
centra, fundamentalmente, en las aportaciones de J. Elster y J. Coleman.
A
últimos de los años cincuenta, Anthony Downs publicaba su célebreTeoría económica
de la democracia. Pocos años después, a primeros de los sesenta, aparecía el no
menos célebre Cálculo del consenso, de Buchanan y Tullock. Coincidiendo con la
entrada en la década de los setenta, Gary Becker capitaneaba el movimiento
—imparable— de análisis económico de las instituciones sociales. Por su parte,
Von Neumann y Morgerstern abrían, desde los últimos cuarenta, el campo de la aplicación
de la teoría de juegos a la política y a la sociedad. MancurOlson y Albert
Hirschmann, en fin, desplegaban desde los sesenta, a modo de síntesis teórica,
su sutil ironía en torno a las paradojas y complejidades de la acción colectiva,
vista desde la suma de estrategias y percepciones de los concretos pobladores
de carne y hueso de tal acción.
Todos
esos precedentes convergen, en los ochenta e iniciales noventa,en una vasta y
ambiciosa propuesta de renovación de la teoría de la acción social,
deliberadamente interdisciplinar, que serviría como cimiento común de la
economía, la ciencia política, la sociología y la historia. Tal propuesta es la
que se ampara bajo el rótulo de la «decisión racional», término múltiple y no
unánimemente interpretado por sus seguidores, pero que, en todo caso, incluye
una serie de elementos comunes. Son éstos, principalmente: el individualismo
metodológico (por el cual la conducta colectiva es considerada como resultado
de una agregación de conductas individuales), el neoutilitarismo (por el cual
la conducta del actor singular se reputa especialmente vinculada a la utilidad
potencial que le adscribe dicho actor) y la defensa de una concepción
intencional, no normativa ni funcional, de la acción.
Este
trabajo explorará las repercusiones y disyuntivas del enfoque de la «decisión
racional» a partir de una lectura primordialmente teórico-sociológica.
La
proyección para y desde otros campos la reservo a los respectivos especialistas,
a los que me remito. Así, por ejemplo, el peso del rationalchoice en la ciencia
política ha sido muy bien delimitado por Gabriel Almond (1990: 117 y ss.). Y en
cuanto a la renovación antiestructural de la historia social que encabeza
Charles Tilly (véanse Tilly, 1978, 1981 y 1984), su balance ha sido
certeramente efectuado por Santos Julia (1989).
De
los elementos propios del enfoque de la decisión racional, el relativo a la
concepción intencional y antifuncionalista de la acción es el que, para mi
gusto, resume a los otros dos y resulta más paradigmático y teóricamente denso.
Son muchas las cuestiones que se esconden bajo su rúbrica, que da título al
primero de los apartados en que quiero dividir mis reflexiones. Una referencia
al «marxismo analítico», como ilustración de los problemas epistemológicos
contenidos en el debate acción intencionalconsecuenciafuncional, dará cuerpo al
segundo apartado. Por fin, la discusión se centrará en la reciente y muy
ambiciosa propuesta de codificación teórica y ordenación «tratadista» de la sociología
de la elección racional que representan los Fundamentos de teoría social, de
James Coleman
(1990).
Utilizando esta relevante y voluminosa obra a modo de hilo conductor, el
comentario resaltará cómo, una vez más, el «problema de problemas » de la
teoría sociológica, esto es, el problema del orden social, está lejos de quedar
cerrado por las audaces y brillantes contribuciones de Coleman y Elster
(autores a los que cito juntos por ser las «cabezas visibles » de la escuela
que nos ocupa, aun cuando, como veremos, no coincidenen sus planteamientos ni
en su grado de estricta observancia).
La
incorporación del paradigma de la decisión racional por parte de la teoría
sociológica no es algo unitario, como hemos tenido ocasión de comprobar.
Distintos son los enfoques y las conclusiones al respecto. No obstante, sí que
es cierto que los ánimos convergen en un punto: la reconstitución de la teoría
de la acción social.
Este
punto posee, para mí, excepcional interés, puesto que recupera una perspectiva,
en cierta medida, postergada y, sin embargo, útil y «fuerte » en sentido
teórico. Reconstruir los fenómenos sociales como un continuum de acción —de la
acción individual a la acción colectiva— confiere al análisis sociológico una
dosis de solidez y coherencia metódica que notermina de abundar en estos
tiempos. Las lógicas estratégicas que motivan a los actores configuran, debidamente
simplificadas, el cañamazo en torno al cual se inscribe el resto de
ramificaciones de la propia acción en curso. En este primer nivel genérico, la
recuperación de la teoría de la acción se inscribe en la tradición de hipótesis
«duras» que han hecho avanzar, en su tozuda aplicación sistemática, el alcance
de la ciencia social (así, las relaciones entre «base» y «superestructura» en
Marx, o el poder direccionaldel ethos cultural en Max Weber). Por otra parte,
el privar a esa perspectivaaccional de sus adherencias normativas —es decir, el
distanciarsedrásticamente de la versión funcionalista de la teoría de la
acción— vuelve más atractivo el enfoque. Apostar por una acción intencional,
reducible prima facie a las orientaciones elementales del individuo, sienta una
base tan estable como bien conocida para la compleja recursividad de la
sociedad.
Ahora
bien, mi identificación con un determinado a priori de método —al que prefiero
llamar lógica intencional de la acción antes que individualismo metodológico,
debido a los equívocos que este término suscita sin matizaciones— no implica la
aceptación indiscriminada de todas sus secuelas. Como cualquier cuerpo de
hipótesis fuerte, el rational chotee debe ser consciente de sus limitaciones y
de los peligros inherentes a la universalización de su núcleo explicativo. Los
itinerarios intelectuales de Elster yColeman ilustran perfectamente la cuestión:
mientras que el uno modifica sus posturas a la luz de la misma investigación
que emprende, el segundo se obstina en una ortodoxia neoutilitaria que lastra
el ciclópeo trabajo al que se entrega.
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